6 formas en las que el móvil afecta la salud de tu bebé (y la tuya) y que tal vez no sabías.

6 formas en las que el móvil afecta la salud de tu bebé (y la tuya) y que tal vez no sabías.

Está claro que ya forma parte de nuestras vidas, pero: ¿estamos poniendo en peligro la salud de nuestros bebés al usar el móvil o el celular?

¿Sabes que tu bebé es mucho más sensible que tú y que le puede afectar a largo plazo?

Es un problema serio pero no sé hasta qué punto somos conscientes. En este artículo voy a plantearte los problemas que se generan y las precauciones que puedes tomar (tanto para tu salud como para la de tu bebé).

Te muestro 6 razones por las que no debes usar el móvil o el celular cuando estás con tu bebé y cómo minimizar su efecto.

 

1.- Las ondas electromagnéticas que emite son potencialmente dañinas

Problema:

Según declara la OMS (Organización Mundial de la Salud) en su página web, «el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer ha clasificado los campos electromagnéticos producidos por los teléfonos móviles como posiblemente carcinógenos para los seres humanos

En ese caso, cuando tienes tu teléfono en activo, haciendo o recibiendo una llamada, el efecto es mucho mayor (es cuando se producen los máximos picos de frecuencia).

Solución:

Lo mejor que puedes hacer es no tener tu móvil cuando estás con tu bebé. Fácil de decir, más difícil de cumplir, ¿verdad?

Bien, en caso de que lo tengas, y sobretodo cuando haces una llamada, aléjalo lo máximo que puedas mientras realizas la llamada. Después, para hablar, puedes utilizar el altavoz (también llamado «manos libres») o unos auriculares con micrófono (actualmente, por ley, todos los teléfonos se venden con auriculares y micrófono con cable para reducir el riesgo para la salud mientras se habla por el móvil).

Cuando te vas a dormir, apágalo. Si lo dejas encendido, aléjalo varios metros de tu bebé y de ti.

 

2.- Las ondas wi-fi que emite son potencialmente dañinas

Problema:

Tu móvil, para conectarse a internet, debe emitir una señal cada ciertos segundos (una señal que emite ondas). Cuando te mueves, esta señal se emite más a menudo para no perder la conexión.

Solución:

Mientras estás con tu bebé, si tienes el móvil cerca, ponlo en «modo avión». O almenos, si necesitas conexión por un rato, desconecta el wi-fi y que sólo reciba por 3G o 4G.

Lo que hago yo, mientras ando por la calle o voy en coche, por ejemplo, es poner el móvil en modo avión, y así no está emitiendo continuamente. Sobretodo ahora, que llevo a mi bebé en el portabebés, lo desconecto tanto para ella como para mí.

En movimiento las emisiones son más frecuentes, por lo tanto es cuando más podemos reducir su efecto al desconectarlo. Yo no lo apago por comodidad, y porque las ondas electromagnéticas que emite se reducen mucho al alejarse, pero otra opción es apagarlo mientras te mueves con tu bebé.

También es interesante que desconectes el router wi-fi de tu casa mientras no lo usas, y sobretodo, durante la noche. Nosotros, cada noche, lo apagamos, y no lo volvemos a encender hasta que lo necesitamos al día siguiente. Es un hábito muy sencillo de seguir, es como si apagaras la luz, pero que puede ocasionar menos daños para vuestra salud.

 

3.- La pantalla emite luz azul que afecta al sueño

Problema:

Los equipos con pantallas emiten una luz azul de longitudes de onda cortas, que afectan la producción normal de melatonina. La melatonina es una hormona que producimos en condiciones de oscuridad, y que le dice a nuestro cuerpo que es hora de bajar el ritmo y de ir a dormir (Fuente: entrevista a Mariana Figueiro, experta del Centro de Investigación de la Luz del Instituto Politécnico Rensselaer en Nueva York).

Todos las madres nos hemos dado cuenta que nuestros bebés se quedan como absortos cuando ven una pantalla, ya sea de televisión, de una tablet o de un móvil.

Si les dejamos mirar estas pantallas debemos saber que afecta su ritmo circadiano, el que diferencia el día de la noche, entre otras cosas.

Además, existe cierta evidencia de que la melatonina podría suprimir la formación de algunos tumores. (Fuente: Instituto Nacional del Cáncer). Por lo tanto, si reducimos su producción, también reducimos su acción protectora.

Solución:

La solución evidente es que no permitas que tu bebé mire la pantalla, o mejor dicho, no dejes a su alcance este tipo de pantallas (televisión, ordenador, tablet, móvil).

Tampoco le dejes tu móvil como si de un juguete se tratara. Si lo hicieras, almenos que esté apagado. Ya verás como pronto se olvida de él (aunque si te vé mirándolo a todas horas, rápidamente te lo pedirá sin descanso).

La solución para ti, que está claro que usas móvil y otros tipos de pantallas, es que almenos tomes unas precauciones:

Para tu descanso, es bueno que evites mirar pantallas unas 2 horas antes de irte a dormir.  En caso de que lo hagas, puedes atenuar el efecto de la luz azul usando gafas protectoras de pantalla (yo me las compré aquí, la web de VistaBona), o actives el modo de luz nocturna (que ya viene incorporado en los Ajustes de los móviles más modernos, o te puedes bajar una aplicación para tu móvil: una de las más conocidas es f.lux para ordenador y móvil).

 

4.- El móvil puede ser adictivo

Problema:

¿Controlas tu deseo de usar tu móvil a todas horas?

¿O te conectas a menudo al WhatsApp, al Facebook, a leer blogs o a ver vídeos por YouTube?

Es muy importante que te plantees estas cuestiones, y que sepas hasta qué punto tienes adicción al móvil y cómo actuar frente a ella.

Porque hoy en día, el móvil es, para muchas personas, como una prenda más de ropa.

Es impactante saber que los adultos estadounidenses consultan el teléfono cada 6 minutos y medio o que los adolescentes envían una media de 100 mensajes de texto al día (Fuente: Sherry Turkle, psicóloga clínica y socióloga del Instituto de Massachussets (MIT)).

Nos lo explica muy bien José Ramón Martín en su libro Nomofobia: Controla Tus Deseos Irrefrenables de Usar tu Móvil a Todas Horas.

Además, es importante saber cómo puedes usar tu móvil de forma eficiente y saludable y en este libro lo puedes descubrir. A mí me ha impresionado, por ejemplo, descubrir que si uso muy a menudo el móvil, según la PNL, modifico mi estado de ánimo para peor. ¿Sabes por qué? Porque cuando haces el gesto de leer también estás agachando la cabeza y encogiendo los hombros.

Es algo realmente serio. Tú eres el principal referente de tu bebé, y hará lo que vea de ti.

Ya sabes lo qué dicen: «Tu hijo aprende de lo que haces, no de lo que dices«.

Solución:

Primero es interesante saber hasta qué punto estás «enganchada» al móvil. Lo puedes descubrir en el libro «Nomofobia» que te acabo de recomendar.

Después, puedes tener unos hábitos regulares que eviten consultar el móvil a todas horas:

  • Dar de baja todas las notificaciones de Facebook, Twitter, email y whatsapp, por ejemplo.
  • Conectarte en unos momentos determinados del día, cuando sabes que tu bebé está durmiendo (no en tu portabebés, claro) o no estás junto a él.

5.- El móvil nos aísla del exterior

Problema:

Sólo hace falta observar a muchos padres en el parque, que están conectados al móvil mientras sus hijos juegan. O las madres que pasean con el cochecito por la calle mirando el móvil.

Es evidente que esto nos aísla de nuestro entorno, y sobre todo, de nuestro bebé. De sus miradas, de sus descubrimientos, de su día a día, e incluso de sus peligros.

Tal vez aumentes la conexión con el mundo virtual, pero te pierdes la conexión con tu bebé, vital en los primeros 3 años de vida, y que marcará su personalidad y su actitud contigo para el resto de su vida.

Solución:

La recomendación principal es evidente: no mires el móvil mientras estás con tu bebé. Si has seguido mi consejo del apartado número 1, no tendrás tu móvil cerca, así que es fácil 😉

Si por algún motivo lo haces, que sea mientras otro adulto está con tu bebé, o para consultar algo en concreto, sin desenfocarte en el objetivo que tenías en mente (es fácil perder el hilo cuando nos conectamos a internet o las redes sociales).

 

6.- Nuestros bebés no están preparados para este gran cambio

La generación a la que pertenecen nuestros hijos, nacidos en plena normalización de aparatos como móviles, tablets y la conexión wi-fi en escuelas y sitios públicos (además de en casa) puede ser muy interesante, pero a la vez puede entrañar riesgos, algunos desconocidos y otros ya probados.

Nuestros hijos, que pertenecen a la llamada generación Touch (que engloba personas que nacieron entorno al año 2000 y se prevé que acabe en el 2020), han nacido en un entorno por el que el cuerpo humano no está ni habituado ni preparado.

Debemos tener en cuenta que los cambios en la naturaleza se realizan durante muchas décadas, incluso centenares de años. Los seres vivos, incluidos nosotros, nos adaptamos a estos cambios paulatinos mediante selección natural.

Pero los cambios en nuestro entorno y nuestro estilo de vida surgidos en las últimas décadas son mucho más rápidos de lo que el cuerpo humano está programado para adaptarse.

La generación de nuestros hijos, también llamados «nativos digitales», van a vivir conectados casi de forma constante.

Solución:

Es importante mostrarles una manera no abusiva de relacionarse con los smartphones. De esta forma, les condicionamos a experimentar una mejor experiencia de vida con nosotros mismos y con las personas que nos rodean.

También es interesante seguir todos los consejos que te he detallado antes para reducir los efectos que reciba tu bebé.

También es bueno ser conscientes que ni el cuerpo en general, ni el cerebro ni los ojos de tu bebé en concreto están preparados para esta nueva tecnología.

Ten en cuenta que su cuerpo se desarrolla, nace y crece rodeado de ondas (más o menos en función de dónde vivas y de tus hábitos y precauciones) y esto seguro que tiene unas consecuencias, porque no está preparado para ello. Aunque la capacidad de adaptación de nuestra especie es impresionante, esto conlleva unos efectos, por ahora desconocidos.

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