Después del angustioso nacimiento de su hija, el británico Elliott Rae quedó con trastorno de estrés postraumático, pero estuvo un año sin buscar ayuda. Ahora está instando a los papás a hablar sobre sus problemas y a evitar la agonía por la que pasó.

Elliott Rae se sentó en un metro de Londres caluroso y abarrotado y lloró sin saber por qué.

«Sentí una abrumadora sensación de tristeza«, dice, recordando aquella noche de verano hace cinco años. Ese día no había sucedido nada en particular que provocara tal desborde de emoción.

Se había levantado con su hija de nueve meses como de costumbre y había desayunado con su esposa, Soneni. Luego se fue a Westminster, donde trabaja en el Departamento de Transporte.

Para amigos, familiares y colegas, parecía que Elliott estaba bien. Decía: «Estoy cansado, fui padre hace poco«. Pero, en realidad, la vida cotidiana se había convertido en una lucha y la causa fundamental fue la traumática llegada de su hija al mundo.