A la llegada de los españoles a México, se fusionaron las tradiciones que tenían las culturas mesoamericanas con las que se tenían en Europa.
Este miércoles se festeja el Día de la Candelaria, una de las tradiciones más arraigadas en la sociedad mexicana, que consiste en vestir al Niño Dios y a organizar una tamalada, que tendrá qué pagar la persona a la que le haya salido un muñequito en la rosca de reyes el pasado seis de enero, Día de Reyes.
Esta es una de las tradiciones más antiguas que hay en México, pues su origen se remonta a la llegada de los españoles a México, y al proceso de evangelización que tuvieron los indígenas pertenecientes a las culturas mesoamericanas y es que cuando llegaron Cortés y sus hombres, hubo una fusión de dos mundos, en donde se tomaron algunas tradiciones indígenas y se transformaron o mezclaron con tradiciones traídas de Europa, para que el proceso de evangelización fuera más sencillo.
Actualmente, miles de personas en México, Estado Unidos, y algunos otros países de habla hispana, festejan este día con una deliciosa tamalada. Hay que destacar que este día, tal como se celebra hoy, es el resultado del sincretismo de las culturas prehispánicas y de la religión católica y es que en la religión cristiana, se eligió el dos de febrero porque este día se cumplen 40 días después de la Navidad, tiempo en el que la Virgen se purificó luego de que naciera Jesús, y acudió a la iglesia con candelas para dar las gracias.
Durante la época virreinal, que duró 300 años, de 1521 a 1821, en donde México estuvo bajo el régimen español, estos últimos trajeron a México la tradición de ir a la iglesia con velas cada dos de febrero para agradecer por el mensaje de amor, luz y esperanza que trajo para la humanidad el nacimiento de Dios.
En México, dicha tradición no solo comenzó a tomar mayor fuerza, sino también tintes distintivos. Además de ir a la iglesia con velas, los fieles comenzaron a llevar representaciones del niño Dios vestido con diferentes atuendos.
Además, también se instauró la costumbre de comer tamales, tradición que ha logrado traspasar fronteras y hoy es muy común también en los Estados Unidos. La relación de la festividad del Día de la Candelaria con los tamales, se debe a que, en las culturas prehispánicas, el maíz era utilizado como ofrenda para los dioses.
En el libro Historia general de las cosas de Nueva España, fray Bernardino de Sahagún relata que los indígenas ofrecían tamales a Tláloc, el Dios de la lluvia, para que ayudara a tener buenas cosechas. Debido a que esta ceremonia prehispánica tenía lugar cada dos de febrero, se aprovecho para fusionar ambas celebraciones, y así, facilitar la evangelización.
Este tipo de prácticas, no solo se dio con el Día de la Candelaria, pues con la Virgen de Guadalupe se hizo lo mismo. A la llegada de los españoles, las culturas mesoamericanas tenían una creencia en una diosa llamada Tonantzin, quien era la diosa madre de la naturaleza y la muerte. Era la madre de los dioses y se tenía una devoción muy respetada en la esfera mesoamericana. En su lugar, los españoles impusieron a la Virgen de Guadalupe y se le dio un significado similar para que tuviera similitudes con Tonantzin y fuera más fácil evangelizar.
Con el paso de los años, la celebración del Día de la Candelaria se enlazó con la del seis de enero, cuando se conmemora en los hogares el Día de Reyes para llevar regalos al niño Dios, con una reunión en la que se parte una rosca.
Dentro del pan, llamado Rosca de Reyes, se insertan varias figuritas que representan al Niño Dios. Quienes encuentren esas figuritas están obligadas a comprar tamales, atole o chocolate caliente para invitar a sus familiares y amigos el dos de febrero. Ese mismo día, también se acostumbra levantar al Niño Jesús del nacimiento y llevarlo a la iglesia con diferentes atuendos.