David Bennett, de 57 años, murió el 8 de marzo tras haber recibido el trasplante el 7 de enero
La primera persona que recibió un trasplante de corazón de cerdo murió dos meses después del histórico procedimiento, informó este miércoles el hospital que llevó a cabo la cirugía.
David Bennett, de 57 años, murió el 8 de marzo tras haber recibido el trasplante el 7 de enero, dijo en un comunicado del hospital de la Universidad de Maryland. «Su condición empezó a deteriorarse hace varios días», indicó el texto.
Esa cirujía generó esperanzas de que el uso de órganos de distintas especies podría lograr algún día resolver la escasez crónica de órganos humanos para donación.
El equipo detrás de la operación dijo no obstante que mantiene optimismo sobre su éxito en el futuro.
«Después de que quedó claro que no se recuperaría, se le brindaron cuidados paliativos compasivos. Pudo comunicarse con su familia en las horas finales», precisó el comunicado del hospital.
Tras la cirugía, el corazón trasplantado funcionó muy bien durante varias semanas sin signos de rechazo, indicó.
Bennett pasó tiempo con su familia, participó en sesiones de fisioterapia, vio el Super Bowl del football americano y habló a menudo sobre su deseo de ir a casa para ver a su perro Lucky.
«Demostró ser un paciente valiente y noble que luchó hasta el final. Expresamos nuestras más sinceras condolencias a su familia», subrayó Bartley Griffith, el cirujano que dirigió el procedimiento.
En octubre de 2021 Bennett ingresó al hospital de la Universidad de Maryland. Estaba postrado en la cama y conectado a una máquina de soporte vital de emergencia. Se consideró que no era elegible para un trasplante humano, lo que ocurre cuando el receptor tiene una mala salud subyacente.
«Obtuvimos invaluables aprendizajes acerca de cómo el corazón de cerdo genéticamente modificado puede funcionar bien dentro del cuerpo humano mientras el sistema inmunitario se comporta adecuadamente», manifestó Muhammad Mohiuddin, director del programa de xenotransplante cardíaco de la universidad.
«Seguimos siendo optimistas y planeamos continuar con nuestro trabajo en futuros ensayos clínicos», remarcó.
Medios estadounidenses revelaron que Bennett había sido condenado por apuñalar a un hombre varias veces en 1988, dejando a la víctima paralizada antes de morir en 2005.
Los expertos en ética médica sostienen que los antecedentes penales de una persona no deberían influir en su futuro tratamiento de salud.