El sistema cardiovascular está compuesto por el corazón y los vasos sanguíneos, este se encarga de bombear la sangre a los diferentes órganos del cuerpo. Un corazón sano es fundamental para proveer el oxígeno y nutrientes que nuestro cuerpo necesita. ¿Pero cómo saber si está saludable? Aquí encontrará algunas pautas que le ayudarán a identificar si su sistema cardiovascular está funcionando correctamente y qué síntomas podrían indicar que algo no está bien con su corazón.
Una de las señales de un corazón saludable es que interactúa correctamente con los demás órganos del cuerpo, como el pulmón y el riñón, bombeando la sangre oxigenada de forma efectiva. Cuando este proceso de conducción no se realiza correctamente, comienzan a manifestarse síntomas que pueden indicar la presencia de enfermedad cardiovascular. Algunos de estos son:
- Fatiga constante
- Dolor en el pecho que irradia al brazo
- Mareos o desmayos
- Dificultad para respirar
- Palpitaciones
Existe un síntoma que puede ser un importante indicador de riesgo coronario en los hombres y es la disfunción eréctil, que puede ser un factor predictor del desarrollo de una patología cardíaca. También es posible que se produzca tras sufrir un evento cardiovascular.
Es importante no desatender la presencia de síntomas y asistir a una institución de salud para valoración. De acuerdo a los síntomas, factores de riesgo y antecedentes familiares, el médico determinará qué exámenes deben realizarse para identificar la presencia de enfermedad cardiovascular. Existen diferentes medidas para determinar cómo está la función del corazón, una de ellas es la fracción de eyección, que permite establecer cuánta sangre sale del ventrículo izquierdo cuando el corazón se contrae. Esta se puede medir con exámenes como el ecocardiograma, la resonancia magnética y la tomografía computarizada del corazón.
Eventos cardiovasculares súbitos
Hay enfermedades cardiovasculares que pueden desarrollarse de forma silenciosa, sin que la persona tenga algún tipo de síntoma y posteriormente manifestarse de forma súbita. Por ejemplo, existen ciertas alteraciones genéticas que generan engrosamientos anormales en el corazón, el paciente puede no tener síntomas y de un momento a otro presentar una arritmia o una muerte súbita, como en el caso de algunos deportistas.
Según ello, se recomienda realizar chequeos preventivos cardiovasculares periódicos, que permitan detectar un problema del corazón o identificar posibles riesgos como la presión arterial alta, colesterol alto y diabetes, pero también tomar acciones a tiempo para cambiar hábitos insanos y evitar el desarrollo de estas enfermedades.
Antecedentes familiares de enfermedad cardiovascular
Cuando existen antecedentes familiares, como por ejemplo, que el padre o la madre han sufrido un infarto, aumenta el riesgo de que los hijos padezcan en el futuro una enfermedad del corazón. Por eso es importante realizar una valoración temprana para verificar el nivel de riesgo. Se han presentado casos de personas jóvenes que han padecido infarto y esto puede deberse a factores genéticos como la hipercolesterolemia familiar, que causa depósito de colesterol en las arterias durante toda la vida.
Hábitos que nos ayudan a mantener un corazón sano
Implementar hábitos de vida saludables es la mejor manera de preservar la salud cardiovascular. Esto incluye acciones preventivas como:
- Tener una alimentación balanceada y lo más natural posible con consumo de frutas y verduras, proteína tanto animal como vegetal y carbohidratos, evitando alimentos con alto contenido de sal, azúcar y grasas.
- Evitar el sedentarismo mediante la actividad física. La recomendación es realizar en promedio 150 minutos a la semana de una actividad física aeróbica.
- No fumar, y en caso de tener este hábito, hacer todo lo posible para dejarlo, ya que es uno de los factores de riesgo modificables más importante no solo de enfermedad cardiovascular, sino de otras enfermedades.
- Mantener el peso adecuado, según el índice de masa corporal.
- Preservar su salud mental y reducir los niveles de estrés.
- Controlar factores de riesgo como la hipertensión arterial, la diabetes y la frecuencia cardíaca.