El dolor de cabeza de las autoridades del deporte en México han sido las críticas y acusaciones que hacen los atletas en sus redes sociales. Atletas, ex deportistas, representantes y empresarios del deporte expresan a El Economista su opinión sobre la nueva medida de control: “se debe exponer la verdad con pruebas e información”.
La crítica y retroalimentación funcionan como un principio del deporte, sin ello no se conocen las áreas en las que se puede mejorar o lo que se debe cambiar. Los atletas y entrenadores conocen esta dinámica en los entrenamientos y competencias, pero la Comisión Nacional de Cultura Física y Deportes (Conade), el órgano rector más importante del deporte en México, ya no está dispuesto a ver las críticas, quejas o acusaciones que se le hacen en redes sociales.
La Conade en la administración de Ana Gabriela Guevara pone una nueva condición en los lineamientos que un atleta de alto rendimiento debe cumplir para tener acceso a una beca y hace énfasis en el uso de las redes sociales. Aparece en el apartado de Conducta, donde se mencionan también aspectos como: cuidar el vocabulario al no usar palabras altisonantes; ocupar el vestuario indicado para las actividades deportivas; predicar orden disciplinario; no consumir sustancias prohibidas; evitar el conflicto de intereses y asumir la responsabilidad como figura pública para cuidar la imagen. A lo anterior se incluye:
«Redes sociales; ser responsable por todas las declaraciones que emita en cualquiera de las redes sociales en las que me desenvuelvo, no dañaré la imagen institucional y/o cualquiera de los representantes del Sistema Nacional de Cultura Física y Deporte”.
En caso de no cumplir, se comprometen a enfrentar la consecuencia:
«Manifiesto que en caso de no dar cumplimiento a lo establecido en materia de disciplina o de no lograr las metas y compromisos mencionados con antelación, admito la determinación que Conade tome respecto a la cancelación de mi beca», se publicó en el Diario Oficial de la Federación el pasado 3 de enero.
_¿Qué tanto las redes sociales se han vuelto un dolor de cabeza para la imagen de la Conade y para las autoridades que guían al deporte?
Durante el proceso de los Juegos Olímpicos rumbo a Tokio 2020, las grabaciones en video, los posteos por escrito y las conferencias de prensa de los atletas se volvieron el canal de desahogo para exponer dudas en los procesos Selectivos, como fue el caso de los clavadistas que se sintieron afectados como Randal Willars y Paola Espinosa o lo que ocurrió con la ciclista Jessica Salazar, quien fue inscrita por la Federación Mexicana de Ciclismo en la prueba de ómnium, la cual no le correspondía a su especialidad. Esos son sólo algunos ejemplos.
Las opiniones de atletas, ex deportistas, empresarios del deporte y representantes convergen en algo esencial: usar las redes sociales para expresar una opinión, queja o acusación pero de manera informada y responsable.
“Que los atletas conozcan bien sus derechos y obligaciones y que estén respaldados por un abogado. ¿Derecho a la libertad de expresión? es fácil tomar el celular y hacerlo. No es tanto la libertad de expresión sino cómo se va a comunicar y teniendo todas las herramientas para comprobar que lo que se está diciendo es verdad”, menciona a este diario un representante de atletas.
Lo que ocurre no es exclusivo del deporte, en octubre del año pasado, la misma prohibición la expuso el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), que modificó su Código de Ética para que empleados de la institución, prestadores de servicio y solicitantes de apoyo se abstuvieran de “emitir comentarios u opiniones negativos sobre las políticas o programas del Conacyt”. En caso de incumplir pueden ser denunciados ante el Órgano Interno de Control para imponer sanciones administrativas.
Las empresas privadas suelen tener códigos de conducta o de ética en la organización de sus empleados y hay canales de comunicación como el área de Recursos Humanos para externar dudas o quejas.
_¿Por qué una institución de gobierno como la Conade busca medidas de coerción si recibe críticas y en redes sociales?
Dos empresarios del deporte en México y especialistas en política deportiva, responden:
“Las empresas permiten la libre expresión de sus empleados, pero no se compara, porque comúnmente los directivos buscan abrir canales de comunicación con los empleados para atender cualquier queja, comentario u opinión. Quizá los directivos del deporte pudieran establecer algo similar. Después de eso, se justificaría más el poner ciertos códigos de ética (…) Por ejemplo, en las empresas que he dirigido tenemos guías de ética, ofrecemos un canal abierto de comunicación para recibir retroalimentación y con garantía de cero represalia y de atender las quejas. Solo así puedes pedir adhesión a un código. Si no hay un canal abierto de comunicación fomentado por las autoridades es obvio que busquen apoyo en las redes sociales”, comenta un empresario promotor del deporte y patrocinador de varios atletas.
Juan Manuel Rotter, ex nadador y entrenador de selección nacional a nivel mayor y gestor del deporte a nivel público, recuerda que cuando en el 2004 se dieron a conocer casos de acoso sexual se generó tanto ruido que el Sistema Nacional de Cultura Física y Deporte (SINADE) estableció un acuerdo de coordinación entre Conade, Institutos del deporte y el Comité Olímpico Mexicano.
“Se hizo un documento de código de ética, se elaboró y enfocó en la parte de acoso. Conade no tendría que imponer un código sin antes conciliar y someterlo a consideración de los miembros del sistema, tiene que ser el SINADE o exponerlo en la Asamblea del Consejo Directivo”.
Las quejas de los atletas hacia las autoridades del deporte en México no es algo nuevo, solo que ahora lo hacen de manera pública y tiene más alcance. Hay otro tipo de señalamientos, por ejemplo, cuando la gimnasta Alexa Moreno evidenció que no contaba con los aparatos de entrenamiento competitivos o cuando la halterista Aremi Fuentes exhibió que el Instituto del Deporte de Baja California le adelantó el pago de su beca para disimular que no le habían depositado su estímulo por ser medallista de bronce en Tokio 2020.
“El problema es quién ahora evalúa la forma en la que se genera una crítica, quién va a ser el área responsable. Las quejas de los atletas de cuando no tienen correcto el transporte, hotel, o los viáticos. Hay tantas acciones de las que un atleta se pueda quejar que imagínate que ahora no pueda decir nada”, subraya Rotter.