Además del estrés, otra de las razones por las que ganamos peso con los años es que a partir de los 30, nuestro cuerpo empieza a perder entre el 2% a 5% de masa muscular. Sin embargo, no ocurre lo mismo con el tejido graso. En resumen, perdemos músculo y ganamos grasa.
Finalmente, las hormonas juegan un rol fundamental en el control de nuestro peso: la hormona tiroidea disminuye notablemente haciendo que el metabolismo se vuelva más lento, los estrógenos y la progesterona hacen lo mismo, por lo que el colesterol que antes se usaba para producir ambas hormonas, ahora se acumulan en el abdomen y las caderas.
Aunque parezca inevitable subir de peso con la edad, esto no es del todo cierto. Desde ahora podemos evitar estos cambios corporales mejorando nuestros estilos de vida: comiendo saludable, ejercitándose, durmiendo mejor y controlando el estrés.