¿Alguna vez has visto a tu perro enterrar comida, juguetes e incluso huesos? Se trata de uno de los comportamientos más habituales de las mascotas que, a la vez, más extraño les parece a sus propietarios o propietarias. Bajo tierra, entre las sábanas o debajo de la cama, esta conducta tan primitiva está relacionada directamente con el instinto de supervivencia.
De hecho, «es común en muchas especies de aves y mamíferos, incluidos los antepasados caninos de los perros domésticos, los lobos grises, que es donde los perros heredaron sus instintos de enterramiento», destacan en el portal especializado en ciencia Live Science.
Pero, ¿cuáles son los motivos? Se trata del «instinto natural del perro de mantener sus cosas seguras y protegidas, independientemente de si son o no realmente suyas», subraya el adiestrador canino César Millán.
Por «impulso natural» y para esconder tesoros valiosos
Para entender este comportamiento hay que observar que hace varias generaciones, cuando los perros no eran animales domésticos y deambulaban en manada, cazaban para poder alimentarse. Por eso, una de las soluciones para guardar su comida y evitar que otro animal la encontrase era enterrarla.
Entonces, ¿por qué siguen haciéndolo? En primer lugar, por «ese impulso natural que tienen de garantizar sus necesidades futuras», añade el experto. Sin embargo, en ocasiones ese instinto no tiene nada
que ver con el hambre o con proteger su comida, sino como forma de guardar sus pequeños tesoros. «Si eres demasiado generoso con tu perro en términos de juguetes o golosinas, enterrarlos es una forma de que diga: ‘Genial, guardaré esto'», explica Millán.
Otra de las razones tiene que ver con llamar la atención para jugar ante situaciones de aburrimiento o estrés. «La mejor manera de frenar esta necesidad de enterrar cosas es minimizar el acceso de su perro a los objetos que codicia y rotar los juguetes para proporcionar variedad», concluye.
Por: Néstor Campos